viernes, 17 de noviembre de 2017

Cueva de la Carrera



Participantes: José Luis, David, Yolanda, José Manuel y Miguel.

El equipo A con nuestra buena amiga Yoyo

Dejamos la furgo de David en el sitio adecuado y, después de ver las indicaciones que llevábamos, nos pusimos a buscar el principio de la senda que sube a la boca de la cueva.
Después de indagar un rato, encontramos la senda que sube monte arriba y siguiendo las marcas de pintura azul que vamos encontrando, llegamos a la boca de la cueva sin ninguna perdida.




 Principio de la senda que sube hasta la cueva

Se trata de una boca estrecha, de la que sale una corriente de aire bastante fría, en la que se puede apreciar el número 1850 con el que los franceses (exploradores de esta cueva) han marcado la pared izquierda de la entrada.
Se puede apreciar también el trabajo de desobstrucción que han tenido que llevar a cabo para que la boca actual sea practicable.
Nos colocamos los monos exteriores y protecciones varias y nos ponemos manos a la obra, todos menos nuestro amigo Joselillo que no se encontraba bien después de la subida a la cueva (típico bajón de azúcar o  pájara),  finalmente decidió no entrar y dejarlo para otra ocasión.
Pequeña boca de entrada, que tuvieron que desobstruir

Entramos reptando por la gatera de entrada y unos metros más adelante encontramos un laminador zigzagueante que está balizado, lo que significa que esta cavidad está dentro de las cuevas que la Federación Cántabra está intentando preservar,  para de alguna forma mantener el medio subterráneo lo más  inalterado posible con las visitas espeleológicas.
Seguimos el camino balizado por una bonita galería de suelo plano, que nos permite ir andando hasta un corto tramo que nos obliga a agacharnos para dar paso de nuevo a la galería cómoda. Continuamos  unos metros más adelante, donde se ensancha la galería, y encontramos una bifurcación del camino balizado. Nosotros, tras echar un vistazo a la topo, cogemos el de la izquierda, que nos lleva por una zona de pequeños bloques, que abre paso a una galería desfondada por su lado derecho, y que nos obliga a continuar por la zona alta de la izquierda, pasando por una larga cornisa en la que hay que tener cuidado para no resbalar en algunos puntos, que están un poco expuestos.


Flores calcáreas

Al final de la cornisa, vamos buscando la zona más pisada, para bajar hacia la derecha por una empinada y embarrada rampa, que termina desfondando en un pozo de unos 20 metros.
En su cabecera hay montados dos parabolts; sin embargo, en el acercamiento, han instalado  dos anclajes sin chapa, donde han dejado solo los tornillos roscados con una tuerca de métrica 10mm.
Al no llevar chapas de 10 para el acercamiento, colocamos la cuerda en una roca con la ayuda de una cinta y después anclamos en la cabecera en uno de los dos parabolts que hay instalados. A los 8 metros, aproximadamente, encontramos otro parabolt,  donde fraccionamos para evitar el roce de la cuerda y desde aquí hasta abajo del tirón.

 David bajando el volado del P20

El pozo nos deposita en una sala llena de bloques en la que buscamos de frente la zona más cómoda para bajar, ya que la galería que encontramos es descendente y dejamos la zona izquierda de la sala para verla en otra ocasión, ya que parece que tiene continuación.
Decidimos bajar por la zona derecha, que nos parece más fácil, y continuar esta  galería caótica siguiendo los hitos que vamos encontrando.
Nos dejamos llevar por las huellas de los que han pasado por aquí, hasta que nos lleva al final de la galería donde se cierra el paso, la continuación es por la  pared izquierda, donde hay montada una cuerda que remonta una altura de unos 12 metros (según la topo que llevábamos), para acceder  por un curioso conducto empinado y un poco estrecho que termina comunicando a una gran galería.




Empezamos a ver estupendas formaciones.  Coladas con sus huellas de agua. En esta ocasión, la cueva estaba bastante seca, pero las formaciones que había mostraban su gran belleza.

    Colada donde se pueden ver las huellas que ha dejado el agua
Percebes de las cavernas

Seguimos por la derecha y la galería se va haciendo más cómoda y a la vez bonita, nos va dejando disfrutar de su curioso recorrido y sus espléndidas formaciones, se trata de la Galería del Volcán, llamada así por una bonita y curiosa formación que encontramos más adelante. En esta galería, que no pasa desapercibida, aprovechamos para explayarnos haciendo algunas  fotos y filmar video, siempre desde el camino que está balizado, ya que nos gusta respetar, como así debiera ser por todos, este frágil entorno.



Formación que da nombre a la Galería del Volcán




  El Pulpo Gigante  

Seguimos por esta galería hasta que un desfondamiento nos detiene el paso, mirando la topo  coincide con la Galería de los Balcones, en la que estuvimos buscando algún paso para bajar y si había montado algún anclaje en alguna de sus paredes. Al no encontrarlo,  y viendo la hora que era,  decidimos volvernos y así evitar tener que bajar de noche por el empinado camino, con un mayor riesgo de resbalar o perder el camino.
Tomamos un corto refrigerio y empezamos el regreso hacia la salida, que parecía estar más lejos de lo que fue, ya que salimos en un periquete y como esperábamos, con luz de  día, que nos permitió bajar más tranquilos el camino hacia el coche.




Como resumen podemos decir que nos ha parecido una interesante cueva, al igual que bastante bonita en bastantes zonas,  nos ha gustado ir descubriendo poco a poco y que esperamos tener otra oportunidad de volver de nuevo, para poder seguir disfrutando de  sus ocultas bellezas y descubriendo sus más lejanas y profundas galerías,  en esta ocasión aquí lo dejamos.
El video resumen en el siguiente enlace:


Video de Miguel: https://youtu.be/2GebQ3Ecuow

Video de David: https://youtu.be/yeqz85XR2Es

No hay comentarios:

Publicar un comentario