sábado, 19 de mayo de 2012

Sima del Campo


Climatología: tiempo inestable
Participantes: José Manuel, Miguel y David



Tras una parada en Sacedón para enfundarnos un bocata (que hay que pedir como montado), nos dirigimos a la localidad conquense por los pelos de El Pozuelo, sin dejar de mirar de reojo los nubarrones del cielo.
Como los demás ya habían hecho varias veces esta cavidad, los primeros pasos fueron casi mecánicos, hasta que tocó buscar la vía hacia el pozo Skat a través del meandro, por evitar las gateras.
Descendiendo el meandro principal que parte del laguito de la entrada, y arrimándonos hacia la derecha, el recorrido llega un momento en el que se desfonda hacia un resalte con una poza, y un enorme tronco encajado en la cornisa a fecha de hoy. Debemos continuar de frente pero sin descender hacia la poza, sino empotrándonos por la zona alta, para alcanzar un incómodo pasaje en el techo, y desde éste doblar a mano derecha por otro pasaje que tira hacia atrás.
Enseguida nos encontramos con un primer estrecho pozo, y dos cabezazos contra el techo más allá, con un segundo estrecho pozo con dos anclajes, y una cinta al otro lado de un ventanuco (que conduce al paso de las gateras). Ésta es la cabecera del pozo Skat, en una ratonera bastante incómoda para aguardar.
Va montando Miguel, baja luego Jose y yo cerrando. Al comienzo el pozo aparenta ser muy estrecho, pero en seguida se amplía, y en general es bastante cómodo.
Jose iba a estrenar una minicámara de vídeo de casco que había comprado por Internet, pero apenas había descendido hasta el primer fraccionamiento, un golpe con las paredes hizo que la cámara se fuera a hacer puñetas hacia las profundidades. Más abajo iríamos encontrando pedacitos de ella.
Pero no fue la única cosa que se cayó. En el segundo resalte, un bote de Isostar que iba en mi saca, demasiado llena y mal cerrada, acabó por salirse y cayó friccionando sonoramente contra las paredes del pozo, como una tabla de snowboard, dejándonos a todos helados, sobre todo a los que estaban más abajo.
Y sin más contratiempos... ... ... llegamos al Paso de la Penuria, que Jose decidió no pasar debido a la estrechez.
Bajamos Miguel y yo hasta el sifón final, para verlo, y para pringarnos las botas de fango.
Y comenzamos a regresar rápidamente, sin parada, ya que a la vista de la inestabilidad del tiempo, nos convenía salir cuanto antes.
Al alcanzar de nuevo el fondo de la torca chispeaba, y enseguida la lluvia se volvió más densa. Nos tocó mojarnos un poco mientras nos cambiábamos.


Descendiendo al fondo de la torca


Cabecera del pozo Skat


Pozo Skat


En una cornisa del pozo había algunos restos de lo que podría ser una cámara de vídeo...


Así queda un bote de Isostar tras descender 50 metros.

El Paso de la Penuria

Ascendiendo por el Skat